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Desvendando los secretos del triángulo negro

El triángulo negro cervical es una de las alteraciones más antiestéticas que pueden existir en una sonrisa. Es más desfavorable que otras situaciones.

Este es el espacio que se encuentra entre el contacto proximal y la papila gingival. Es común que ocurra en la zona de los incisivos debido a la morfología triangular de la corona.

Se estima que al menos el 70% de la población presentará algún grado del triángulo negro después del tratamiento de ortodoncia.

Y esto se explica en gran parte por la adaptación de la papila gingival durante la presencia de apiñamiento, giroversiones y cuando esta papila se corrige, no vuelve a adaptarse. Ya sea por algún desnivel óseo, pérdida ósea local o migración del punto de contacto que antes estaba a nivel cervical. 

La realidad es que ese punto de contacto acabó migrando más hacia la zona incisal, revelando la forma triangular de la corona, que antes estaba enmascarada por el apiñamiento.

Cuando un caso ya revela incisivos y superiores apiñados, ya es posible alertar sobre la posible aparición de un triángulo negro en la región. Esto es importante porque permite que el paciente sepa lo que puede ocurrir, evitando, así, futuros conflictos. 

En caso de que el triángulo negro aparezca antes del tratamiento, es aún más fácil controlar la situación, pues basta programar y planear un plan biomecánico para la corrección. 

Los estudiosos también han señalado que la distancia entre la cresta ósea alveolar y el punto de contacto dentario es crucial para hacernos una idea de antemano de la mecánica ortodóncica a respecto de la aparición del triángulo negro.

Así, si la distancia es inferior a cinco milímetros desde la cresta ósea alveolar hasta el punto de contacto, la papila interdental rellenará el espacio en el 100% de los casos. 

Si es de seis a siete milímetros, la papila estará presente en aproximadamente el 56% de los casos. Si es mayor de siete milímetros, estará presente en el 27% de los casos.

Así que esta distancia se puede medir en una tomografía computarizada o en una simple exploración periapical.

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